La intervención se resuelve a través del diálogo entre dos volúmenes contrapuestos. Por un lado, una caja cerrada en negro que alberga las salas y velatorios; por otro, un prisma de vidrio que, ligero y transparente, se eleva sobre el jardín e integra el núcleo de comunicación vertical.
La nueva cubierta exterior actúa como elemento protector y unificador de las actuaciones previas. Dos grandes planos plegados, que se superponen al edificio, parecen flotar de manera independiente sobre el conjunto, aportando ligereza y continuidad al tanatorio.







