Se interviene sobre la envolvente exterior de una casa existente. Reinterpretamos el criterio compositivo y material del edificio previo. Convirtiendo las fachadas laterales en dos muros entre los que vivir confortablemente. Los muros a la vez muestran y esconden el espacio  que contienen. Estos muros quedan salpicados de píxeles de colores. Así, en el entorno naturalizado del edificio, el volumen se aprecia de manera borrosa y las fachadas se desvanecerán en el entorno. Paneles de chapa perforada cubren las superficies de la casa cerrándolas hacia el exterior. Solo la cubierta a dos aguas permite advertir cierto paralelismo con las casas vecinas, y su pendiente recuerda en verano el agua de lluvia y la nieve que llegarán en invierno.