El edificio se compone de dos bloques prismáticos, uno ligeramente retranqueado respecto al otro, cuya unión configura un único cuerpo arquitectónico. La materialización de estos volúmenes se realiza mediante una estructura homogénea y sencilla: un entramado regular de pilares y vigas metálicas.
Las fachadas se cierran con una piel metálica tersa, abriéndose únicamente en las zonas de carga y descarga, mientras que la cara del primer prisma se resuelve completamente en vidrio, convirtiéndose en elemento protagonista del conjunto. La percepción del edificio se completa con la valla perimetral, formada por láminas de vidrio serigrafiado, que refuerza la identidad visual y la transparencia del espacio.


