El concurso tenía como objetivo la transformación parcial de dos edificios existentes en la factoría Renault de Valladolid para albergar una nueva zona de recepción de visitantes y un museo de la marca.
El primer edificio, actualmente ocupado por la portería de montaje y el parque de bomberos, se adaptaría en su parte sur y planta primera para convertirse en punto de acceso y recepción. Se integraría una zona de espera, presentación, taquillas, aseos, y un núcleo de comunicación vertical accesible.
El segundo edificio, una nave industrial con una estructura metálica ligera y gran iluminación natural, sería parcialmente transformado en museo. Se ponía en valor su capacidad como gran contenedor flexible para exposiciones y se buscaba dotarlo de una nueva expresividad arquitectónica.
El museo se concebía como un espacio tecnológico y pedagógico, siguiendo la tradición de los museos de ciencia e industria, con un enfoque interactivo y didáctico. El diseño debía permitir la exposición de objetos muy diversos en tamaño y características, organizados en un entorno diáfano y flexible. Se proponía un recorrido fluido desde la recepción, con transporte interno entre ambos edificios y apeaderos habilitados. El interior del museo se organizaría en dos franjas: una de servicios (vestíbulo, tienda, aseos, restauración) y otra de exposición, unidas por una rampa que facilitaría la experiencia espacial y accesibilidad. Las fachadas y cubiertas se rediseñarían para reforzar la identidad del museo dentro del contexto industrial.



